lunes, 28 de septiembre de 2009

Doña Truhana y La Lechera

La lechera de Burdeos de Goya

El cuento de la lechera ha dado lugar a una expresión popular que se usa cuando alguien imagina o sueña algo imposible. Su significado es similar al de la expresión “hacer castillos en el aire” (hacerse ilusiones).
El cuento de la lechera habla de una lechera que llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta, decía que toda esa leche daría mucha nata, esa nata la convertiría en mantequilla y la vendería, con ese dinero se compraría un canasto de huevos y en pocos días tendría una granja llena de pollitos, cuando estos crecieran los vendería a buen precio, y con este dinero se compraría un vestido nuevo de color verde, ese vestido se lo pondría el día de la fiesta mayor y así seguro que el hijo del molinero se enamoraría de ella, pero decidió que no le diría que si de buenas a primeras y entonces empezó a mover la cabeza para decir que no, y en uno de esos movimientos de cabeza se le calló el cubo de leche y se rompió en mil pedazos, por lo que no pudo cumplir sus sueños.
Existen muchas versiones de este cuento. Después de que el fabulista griego Esopo lo escribiera, otros autores han retomado el tema y han escrito su propia versión. Como por ejemplo la versión de Don Juan Manuel en el S.XIV y la de Félix María de Samaniego en el S.XVIII.
La versión de Don Juan Manuel habla de una mujer llamada Doña Truhana, la cual, un día yendo para el mercado, llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino empezó a pensar en que vendería la miel, y con lo que le diesen compraría huevos, nacerían gallinas, y con el dinero que le dieran por las gallinas compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo hasta que fuera la más rica de sus vecinas. Luego pensó que siendo tan rica podría casar muy bien a sus hijos e hijas, pensando en esto comenzó a reír con tanto entusiasmo que se dio una palmada en la frente y la olla de miel se cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos, rompiéndose también todos sus sueños.

Irene Salvador
1º Bachillerato

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