lunes, 7 de junio de 2010

Libros de verano para todos


Bueno, me pide Virginia que le recomiende algún libro para este verano y ahí van algunas recomendaciones. He intentado que haya libros contemporáneos con algunos que resisten al paso del tiempo con dignidad. Podrían ser otros, incluso haciendo yo mismo la lista en distintos momentos, porque éste, el de los lectores, es un mundo muy subjetivo.

Ahí vamos.

Un clásico. El verano pasado me compré Drácula de Bram Stoker. Una edición baratísima de bolsillo. No recordaba haber disfrutado tanto con un libro sobre el que pensaba que lo sabía todo. Os lo recomiendo. Olvidaros de las películas, nada que ver. Además es una novela ágil, contada de forma indirecta a través de cartas, páginas de diarios, alucinante.

Para los precavidos. El año que viene tendréis que leer El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez. Es un novelón. ¿Por qué no empezar este verano? Aunque yo empezaría sin lugar a dudas por Cien años de soledad. Es una de las grandes novelas de este siglo en lengua castellana. No os perdáis la oportunidad de asistir a una de esas historias que nunca se olvidan.

Libros modernos. Ahí van varios:

- La soledad de los números primos de Paolo Giordano. Un libro sobre la identidad. Una curiosa historia de amor entre dos seres extraños, como los números primos, diferentes y sin embargo destinados a (no) entenderse. Una lectura amena y con momentos en los que nos podremos ver identificados.

-La carretera de Cormac McCarthy. Algo ha pasado en el mundo para que un padre y un hijo recorran las carreteras con un carro de la compra lleno de mantas, agua, y armas. Luego podéis ir al cine de verano y completáis vuestro paseo por la narrativa cortante de Cormac McCarthy.

-Tokio Blues de Haruki Murakami. Si te gustó Carta de una desconocida -o si te gusta La soledad de los números primos-, aquí tienes otra novela, actual, sobre el amor y la búsqueda de la identidad, en este caso en el Japón moderno. Además con ella puedes abrirte las puertas del mundo Morakami que está tan de moda.

-Brooklyn follies de Paul Auster. Estados Unidos, un escritor, una librería, una serie de historias que se entrecruzan. La madurez del mundo del escritor norteamericano.

-Catedral de Raymond Carver. En realidad cualquier libro de Carver sería interesante. Son libros de cuentos de uno de los mejores narradores breves norteamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Cuentos sobre la cotidianeidad, que no te darán respuestas, más bien te dejarán preguntas que tardarás en responder. Aunque puestos a leer cuentos, por qué no darle una oportunidad al Roald Dahl adulto, al de Relatos de los inesperado. A mí Matilda ya me pareció una joya, pero estos cuentos no tienen desperdicio, tal vez a la altura de los de Saki, otro autor que te recomiendo en formato cuento.

-La reina del sur. No es la última novela de Pérez Reverte, pero quizás es una de sus últimas obras importantes, ágil, llena de argumento y acción. Además, al no ser una novedad la podrás encontrar, como la mayoría de los libros anteriores, en formato bolsillo o en las bibliotecas públicas.

-Yo siempre he sentido debilidad por esta novela, El hereje de Miguel Delibes. Tal vez porque despertó mi simpatías al leer en el instituto El camino. El hereje es una verdadera novela histórica que pone de manifiesto la condición humana. No es tan moderna, pero merece la pena. Palabra de Antonio.

-Y qué tal, Estupor y temblores de Amelie Nothomb. No tiene mucho que ver con Cosmética del asesino, que algunos compañeros han leído este curso. Es en realidad un libro autobiográfico sobre la condición de la mujer en el mundo. Amelie Nothomb nos cuenta sus aventuras y desventuras en una empresa japonesa condicionadas por el hecho de ser mujer.

-Quiero terminar de momento con un libro con el que pasé muy buenos ratos en verano, fue Son de mar de Manuel Vicent. Es un libro sencillo, con una historia muy mediterránea de amor, también muy literaria. No sé si es una gran novela pero disfruté mucho con ella, tal vez eso sí que la convierta en una obra importante, por lo menos para mí.

Prometo segunda parte. Que disfruten ustedes. Y recordar que basta con abrir las páginas de cualquier libro... y luego ya veremos.

lunes, 31 de mayo de 2010

Miguel Hernández

Retórita de un corazón azul de Javier Manrique


ME SOBRA CORAZÓN

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos en mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella,
y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?... no se por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo ahí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
que incomformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra el corazón.

Hoy descorazonarme,
yo el más descorazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Homenaje a Miguel Hernández

La poesía se abre paso en cualquier tiempo, de cualquier manera. Escucha

miércoles, 26 de mayo de 2010

De cómo terminan las cosas

Queridos alumnos de 2º de Bachillerato. Aquí tenéis el último texto que vimos en clase. Os he puesto el enlace para que podáis acceder directamente al sites y desde allí descargarlo, si queréis, si gustáis, si os apatece.

Vuestro paso por el instituto ha terminado y ahora se abre otra puerta.


Muchachicos, picar sobre la foto, venga, vamos...
http://sites.google.com/site/deslenguados2009/2o-bach-investigacion

jueves, 13 de mayo de 2010

Jaime Gil de Biedma



Nacido en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía castellana, Gil de Biedma estudió Derecho en Barcelona y en Salamanca, donde obtuvo la licenciatura en dicha materia. Su poesía evoluciona desde los primeros poemas intimistas de Las afueras al compromiso social de Compañeros de viaje. Al mismo tiempo es una poesía que evita constantemente el surrealismo y busca la contemporaneidad y la racionalidad a toda costa a través de un lenguaje coloquial, si bien desnudo de toda referencia innecesaria. Verdadero exponente de lo que se suele denominar una doble vida, Biedma desarrolla actividades empresariales (su padre le introdujo en el negocio tabaquero familiar) y al mismo tiempo coquetea intelectualmente con el marxismo y su vida interior queda por completo marcada por su condición de homosexual, circunstancia que, en el seno de su profundo pesimismo, le va a llevar a vivir al límite toda una serie de experiencias íntimas autodestructivas.
Murió a causa del sida en enero de 1990, al lado de su último compañero, el actor Josep Madern. Sus restos fueron incinerados y enterrados en el panteón familiar de Nava de la Asunción (Segovia) donde vivió largas temporadas (incluyendo toda la Guerra Civil) y donde escribió muchos de sus poemas.
Obras
• Versos a Carlos Barral (1952)
• Según sentencia del tiempo (1953).
• Compañeros de viaje (Barcelona: Joaquín Horta, 1959).
• En favor de Venus (1965)
• Moralidades (1966)
• Poemas póstumos (1968)
• Diario del artista seriamente enfermo (1974), memorias.
• El pie de la letra: Ensayos 1955-1979 (1980), Crítica, Barcelona
• Antologia poética (1981) Alianza
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NO VOLVERÉ A SER JOVEN



Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.



Silvia Dorado y Marina Martínez

lunes, 10 de mayo de 2010

Opinión personal: Sensación de descanso


Yo no puedo ir por ahí diciendo que soy usted, está prohibido. No puedo ponerme su nombre, ni sus apellidos, ni su ropa interior. ¿Que me gustaría ser, no sé, Emilio Botín? Pues me aguanto porque se lo ha pedido otro antes que yo. Además, para ser Botín hay lista de espera. Un día, de joven, me presenté en casa de un escritor al que admiraba y le pregunté si me dejaba ser él. Me contestó que ni hablar, que si creía yo que le habían regalado la identidad. Llevaba toda la vida trabajando para conquistarla y no se la iba a entregar al primero que pasara. Me pareció que tenía mucho mérito, pues si es cierto que todos trabajamos para ser alguien, a la mayoría no nos sale. Es más fácil hacer una fortuna que construirse un carácter medianamente aceptable.
Viene todo esto a cuento de que el otro día tropecé en Internet con la nota de un estudiante que solicitaba ayuda a las personas que hubieran leído alguna obra mía. Tenía que redactar, para la asignatura de Lengua, un trabajo del que dependía que le aprobaran. Me puse a ello y en un rato le hice llegar unas notas con los contenidos fundamentales de mi obra, así como un apunte biográfico que me pareció original y verdadero a la vez. En vez de firmar con mi nombre, firmé como Emilio Botín, sin intentar hacerme pasar por el banquero. Supongo que hay otros emilios botines, pues ni el nombre ni el apellido son excesivamente raros. Luego me fui a la cama con la sensación del deber cumplido. Gracias a ese Emilio Botín digital, un estudiante de literatura no tendría que repetir una materia que quizá le resultara odiosa.
Una semana más tarde, sin embargo, el estudiante se quejó de que le habían suspendido porque el trabajo, según su profesor, era una porquería. Estuve a punto de pedirle los datos del profesor, para escribirle, pero me contuve. Lo curioso es que enseguida se manifestó un Juan José Millás que no era yo ofreciéndose a enviar al chico un trabajo garantizado sobre mi obra (sobre la suya, decía el sinvergüenza). El caso es que con este nuevo trabajo el chico obtuvo un sobresaliente. Por un lado me preocupó que hubiera por ahí un Millás mejor que yo, pero por otro me proporcionó una curiosa sensación de descanso, como si ya pudiera morirme.

Juan José Millás
Domingo 2 de mayo de 2010
La Opinión de Murcia.

martes, 4 de mayo de 2010

Almudena Grandes




Almudena Grandes nació en Madrid en 1960. Tras estudiar Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid comenzó a trabajar escribiendo textos para enciclopedias. Tras hacer sus pinitos en el cine en A contratiempo, ganó el XI premio La sonrisa vertical por Las edades de Lulú, novela erótica y llevada al cine un año después, traducida a 21 idiomas. En 1991 publicó, Te llamaré viernes y en 1994, su tercera novela Malena es un nombre de tango, que la consagró definitivamente como escritora. En marzo de 1996, publicó por primera vez un libro de cuentos, Modelos de mujer, donde reúne historias sin lazos entre ellas, aparecidos en diferentes periódicos.
En octubre de 1997, recibió en Italia el prestigioso Premio Rossone d’Oro. Siendo la primera mujer – y española – en recibirlo.

Luego, en 1998 publica Atlas de geografía humana, contando cuatro personajes alternativamente su historia. En 2002 publicó Los aires difíciles, basada en la historia de dos personas que empiezan de nuevo sus vidas en Cádiz.

En 2003 publicó una serie de artículos en El País con el título de Mercado de Barceló, un año más tarde publica Castillos de cartón, una historia en la que la autora regresa al revolucionario Madrid de los 80. En Estaciones del paso, publicada en 2005, recoge cinco historias de adolescentes alocados, que sin saberlo, se convertirán en hombres.

En 2007, en un foro de la Complutense, anuncia la puesta a la venta de su nueva novela, El corazón helado. En 2008 ganó el premio VII Premio de Novela Fundación José Manuel Lara y el premio del Gremio de Libreros de Madrid. En 2007 se estrena la película Atlas de geografía humana. Se reconoce como una defensora taurina, ha participado no obstante como militante de izquierdas.

Adrián Matencio y David Otálora

viernes, 9 de abril de 2010

Opinión personal II

Un colegio no sexista



No sé de qué diablos protesto, a veces. Soy un gruñón bocazas, porque en realidad vivimos en un país fascinante. Según donde te sitúes, o lo haga el azar, lo mismo puedes echar la mascada por sotavento que rularte de risa o estamparle besos al vecino de barra. Yo mismo, cuando tengo sobredosis de telediario y me asomo a la ventana pidiendo que llueva napalm y nos lleve a todos a tomar por saco, me organizo a veces una terapia que funciona de cine: corro al bar más próximo, pido una caña y una tapa, miro alrededor y tiendo la oreja. Así, muchas veces, lo que veo o lo que oigo, las vidas que hormiguean a mi alrededor, la pareja que habla en voz baja cogida de la mano en la mesa junto a la ventana, el currante que se come el bocata, la señora que entra a pedir un café con leche después de pasar veinte minutos charlando con las otras marujas en la puerta del mercado, la peña considerada de cerca, en resumen, me suben el ánimo. Me reconcilian con la gente y con el escenario. Conmigo mismo, de paso. Como digo siempre, Sodoma y Gomorra, igual que Villacenutrios del Rebollo, están, si uno se fija, llenas de justos que las salvan. También de payasos que las animan. Que le dan vidilla al cotarro.

El otro día tocó rularse de risa. La historia es verídica, aunque ustedes son dueños de creérsela o no. Como aval tienen mi palabra de honor, así que allá cada cual. Yo puedo jurarles por las Siete Bolas de Cristal que es cierta en lo sustancial y el desenlace. Ocurrió hace pocos días en una asamblea de la asociación de padres de alumnos de un colegio rural, alguno de cuyos integrantes es amigo mío. Buscaban nombre para el centro escolar, y el debate se animó con propuestas y contrapropuestas. Participaba activamente, con calor dialéctico, una señora todavía joven, notable por sus actitudes antisexistas. Muy eficaz en su trabajo, dicho sea de paso. Lúcida, cualificada y profesional. Pero de las convencidas -sin duda sinceramente, en este caso- de que los Reyes Magos deberían llamarse Reyes y Reinas Magos y Magas, y que regalarle un balón y una espada de juguete a un niño varón significa forjar, desde la más tierna infancia, a un maltratador de mujeres y a un fascista con carnet.

El caso es que, dándole vueltas al nombre del colegio, la antedicha señora se negó a utilizar el de un conocido escritor español vivo -no era el mío, tranquilicémonos todos-, argumentando que el candidato pertenecía al sexo masculino -ella dijo «género»-, y que eso suponía discriminar a las mujeres escritoras. El mentado, además, no era considerado por la citada señora un pavo progresista, sino proclive -y esto es literal, o casi- «a una manera de escribir demasiado apegada a las reglas académicas, lo que le da un tufillo de derechas». Además era varón, lo que suponía una discriminación adicional. No sería bien visto. Se le pidió entonces a la señora que aportase nombres de escritores homosexuales inequívocamente progresistas, dignos de figurar en el membrete de cartas de un colegio español del año 2010. O, preferiblemente, de escritoras hembras en situación parecida. Pero no supo dar ninguno. Los hombres eran hombres, a fin de cuentas; y a las mujeres no acababa de verlas. «Hasta este mismo debate es machista», apuntó la prójima saliéndose por los cerros de Úbeda. Se entabló luego una animada discusión en busca de gente de otros registros, a ser posible mujeres vivas, conocidas, relacionadas con las letras, la educación o la cultura en general. Pero todo eran inconvenientes. A la señora no le cuadraban las cuentas. Además, no podía ser un nombre masculino, concluyó, por su posible interpretación sexista; pero si era mujer parecería muy radical. Muy extremista. `Colegio Miguel de Cervantes´ sonaba a rancio y a facha. «Con Franco todos se llamaban así», dijo alguien. Lo conveniente era un nombre que fuese popular, con tirón, pero que careciese por completo de connotación política. «Fulano escribió durante el franquismo, Mengano sale mucho en El País, Zutano firma en la tercera de ABC.» Eso de la etiqueta, real o postiza, los dejaba fuera a todos. «Sin olvidar -apuntó un profesor, ya en plan de coña- que si es hombre o mujer de raza blanca, pueden acusarnos de racismo. Y escritoras negras no tenemos muchas.»

Al fin, tras varias horas de dimes y diretes, la señora dio con la solución: «Un nombre -apuntó muy seria- que cumple todos los requisitos para representar los valores del centro educativo, sin ser sexista ni afectar la sensibilidad de ningún colectivo». Luego hizo una pausa, los miró a todos con ojos encendidos de entusiasmo y dijo: «La Pantera Rosa».

Arturo Pérez Reverte
XL SEMANAL - 29/3/2010

miércoles, 3 de marzo de 2010

Opinión personal


A veces es difícil medir la felicidad que aportan ciertas cosas. No siempre podemos decir esto es un ocho sobre diez, aquello otro sin embargo es tan solo un siete y medio.

En determinadas profesiones esto es complicado, cómo medir la eficacia de un agente de la policía, cómo saber si está haciendo mejor o simplemente bien su trabajo, cómo saber que su trabajo es excelente. Los gestores, los órganos de control, los inspectores, buscan medidas, en el caso anterior, por continuar con el ejemplo, tendrían supongo que fijarse en índices como el número de denuncias, la puntualidad, la falta de apercibimientos.

Ahora que se está planteando otra nueva reforma de la educación, no sé si con mayúscula o minúscula, ha salido el tema de la productividad docente. Papeles y más papeles. Todo se recoge en informes. El mejor profesor, el que mejores fichas lleva, el que retiene en su memoria de papel datos, días hacendosos y días aciagos en los que determinados alumnos no hicieron esto o aquello o ninguna de las dos cosas. Datos de las entrevistas con los padres, con las madres (como le gusta a nuestra ministra de Igualdad), con los alumnos. Mares de papel y de datos que nos reducen a ser poco y luego nada hasta desaparecer detrás de esa maraña de tantos por ciento como una mancha de tiza en la camisa de un profesor despistado, que se borra para siempre con un solo gesto de la mano.

Además, por qué sólo una nota, por qué no varias, por qué no valorar distintas cosas, por qué todo el trabajo tiene que resumirse en un dato al fin de cuentas. Y aún más, pienso en mis alumnos. ¿Es la calificación del alumno una verdadera calificación del alumno?

Yo no lo sé, no sé si algún día alguien vendrá y me dirá: es usted un siete sobre diez, no más, pero tampoco menos, así que debe usted cobrar en proporción a eso. Y cuando yo reclame se me dirá, muy ordenadamente, que a la hora de evaluar la transferencia de saber y teniendo en cuenta las notas de mis alumnos no doy pa más.

Pero yo me quedo con una camiseta y cierta complicidad, que sí, que es cierto, que he aprovechado para llevármelos al huerto, para que sin darse cuenta trabajen más, sepan más, pero también para que sea más fácil recordar que trabajamos con personas y que todas somos, de una manera auténtica, especiales. Eso es lo que yo he aprendido. A ver ahora qué es lo que habéis aprendido vosotros.

Antonio Casado
26/02/2010
Diario de El Marquesado.

viernes, 26 de febrero de 2010

Trabajo de investigación 1º Bachillerato


Imagen de la película Expiación, basada en la novela homónima de Ian McEwan. Una tensa y apasionada historia de amor.

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Lunes 8 de marzo

Petrarca y Laura (Víctor, Fran y José David)
Garcilaso e Isabel de Freyre (Laura Delgado, Imma, Verónica)

Miércoles 10 de marzo
Quevedo y Lisis (Ramón Campillo, Cristian y Juan Antonio)
Don Quijote y Dulcinea (Óscar, Virginia y Nuria)

Viernes 12 de marzo
Segismudo y Rosaura (Melba y Javier)
Lope de Vega y Marta (Ramón Abenza, Luis y Juan Jesús)

Lunes 15 de marzo

Una misma pasión: San Juan y Santa Teresa (Mónica, Isabel, Victoria)
Explicaciones de amor: Lazarillo y vuesa Merced (Irene, Laura Ródenas, José Antonio)

Miércoles 17 de marzo

Polifemo y Galatea (Manuel, Silvia, Laura Aznar)
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Criterios de calificación

-Conocimiento de la materia
-Adecuación de los materiales
-Claridad expositiva y orden
-Capacidad de síntesis en la exposición de la información para los compañeros.

jueves, 14 de enero de 2010

Idea Vilariño


(A propósito de la lectura de poemas en clase de la poeta Idea Vilariño)

OBITUARIO
Idea Vilariño, que murió en Montevideo el 28 de abril a los 89 años, era poeta entre todos los hombres de su generación uruguaya, la de 1945, y su relación amorosa con Juan Carlos Onetti, con quien amó locamente, es ahora un mito de la literatura. Su poema Ya no, que celebra y deplora el fin de esa relación, es uno de los más desgarradores ensayos poéticos de una despedida.
Después de leer ese poema, descubierto por él cuando trabajaba en Montevideo sobre Onetti, escribió Antonio Muñoz Molina: "Leer su poesía ha sido como llenar el nombre [de Vilariño] de contenido porque después de aquel inesperado poema que me asaltó el corazón de una forma brutal vinieron Poemas de amor y Pobre mundo, los dos libros que me traje a casa de vuelta".
Poesía para viajar hacia adentro, y hacia el dolor. Conviene detenerse en ese poema para contemplar la profundidad de esa melancolía, tan montevideana, y tan onettiana: "Ya no será / ya no / no viviremos juntos / no criaré a tu hijo / no coseré tu ropa / no te tendré de noche / no te besaré al irme. / Nunca sabrás quién fui / por qué me amaron otros. / No llegaré a saber por qué / ni cómo nunca ni si era de verdad / lo que dijiste que era / ni quién fuiste / ni qué fui para ti / ni cómo hubiera sido / vivir juntos / querernos / esperarnos / estar. / Ya no soy más que yo / para siempre y tú ya / no serás para mí / más que tú. / Ya no estás / en un día futuro / no sabré adónde vives / con quién / ni si te acuerdas. / No me abrazarás nunca / como esa noche / nunca. / No volveré a tocarte. / No te veré morir".
Profética y triste como poemas de Pablo Neruda o de César Vallejo, lo que dijo Idea en esos versos desesperados fue cumplido luego por la vida; hay una fotografía de 1987, de una visita que le hizo a Onetti en Madrid, en la que las miradas de ambos hablan ya de aquel desprendimiento que ella inició ahí como un desgarro.
Fue, digo, la poeta entre los hombres; en su generación, la de 1945, la fecha de su primer libro, La suplicante, tuvo entre sus filas a Sarandy Cabrera, a Manuel Claps, a Emir Rodríguez Monegal, a Mario Benedetti... Ella fue la fundadora de Número, la revista que los aglutinó, y a partir de ahí se consolidó en el Cono Sur de América como la protagonista de los ecos poéticos del siglo. Amigos suyos fueron luego Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas. Así le escribe Juan Ramón al final de una de sus cartas: "Sí, querida Idea, sigo sintiendo su mano en mi mano contra su cadera derecha junto a un balcón de un hotel de una ciudad que la guarda. Y la seguiré sintiendo".
La vida la fue llevando de la melancolía a la rabia amorosa, y también al compromiso político (Cuba fue, para ella, la cuna de una esperanza, y nunca pareció volverse de ese entusiasmo), que está más en su actitud que en sus versos (aunque no siempre).
A Mario Benedetti, el amigo que le sobrevive en Montevideo, le dijo un día: "Escribir poesía es el acto más privado de mi vida, realizado siempre en el colmo de la soledad y el ensimismamiento, realizado para nadie, para nada. A menudo, a la mañana siguiente me olvidé y pueden pasar meses antes de que encuentre esas líneas, el poema, escrito de una vez, aunque a veces escrito ocho o diez veces seguidas".
"¿Por qué he publicado?", se preguntaba. "La poesía puede ser como acto creador algo muy íntimo, pero una vez realizado podría darse la necesidad de comunicación". El poeta y la poeta hablaron al final de esa conversación (era 1971) sobre los cambios que se habían operado en sus vidas, aun antes del golpe que los desbarató, la asonada militar de 1973, e Idea dijo: "¿Quién se suicida, quién se retira del mundo, quién lleva un diario íntimo, quién, ahora?".
Era como si profetizara el espejo cruel en el que se tachó del todo, el libro No, publicado por Arca. Decía ahí, en el poema Epitafio: "No abusar de palabras / no prestarle / demasiada atención. / Fue simplemente que / la cosa se acabó. / ¿Yo me acabé? / Una fuerza / una pasión honesta y unas ganas / unas vulgares ganas / de seguir. / Fue simplemente eso". Y aún más dijo en ese No sobre la muerte: "Quiero morir. No quiero / oír ya más campanas. (...) Simplemente no quiero / no quiero oír más nada".
Idea ya no está. Están sus libros, algunos disponibles en librerías españolas: Poesía completa (Lumen, 2008), Vuelo ciego (Visor, 2004).

"Idea Vilariño: poeta entre todos"
Juan Cruz,
El País, 1/05/2009

jueves, 7 de enero de 2010

Cuaderno de bitácora de 1º: El amor medieval


(La Literatura Medieval la hemos trabajado mediante una serie de textos de ficción que recrean la época y las obras literarias medievales. Un apartado especial tuvo la Lírica de los Trovadores)

El primer día de clase el profesor nos explicó las diferencias que había entre un trovador y un juglar, y eso que faltó casi la mitad de la clase por eso a lo que llaman “gripe”.

Comentamos que los trovadores tenían una sólida formación, pertenecían a buenas familias y componían. En cambio los juglares eran todo lo contrario. Eran analfabetos y venían de familias pobres y humildes. Se encargaban de cantar las composiciones de los trovadores. También vimos que había otro tipo de juglares. Algunos exhibían animales exóticos, bailaban con movimientos obscenos, otros esgrimían cuchillos y espadas, etc.
Con una presentación en power point hicimos una pequeña explicación de las composiciones de los trovadores (pastorela, cansó, planto, sirventés y albada).

El día 18 a las 08:25 de la mañana comenzamos la maravillosa clase de lengua, donde estudiamos las características del amor cortés y sus personajes más importantes.

El último día seguimos ampliando el amor cortés y vimos imágenes sobre el ideal de belleza de la dama en la Edad Media.

Virginia Alburquerque Saura, 1º de Bachillerato.
Nuria Saura Salas, 1º de Bachillerato